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Una delicada leyenda dice que la poesía nació del siguiente modo:

Tenía el rey Behram Gor una favorita, la hermosa Dil Aram (cuyo nombre significa reposo del corazón), a la cual verdaderamente adoraba, siendo correspondido con igual amor. Los pensamientos de uno y otro fundíanse de tal modo que parecían formar uno solo. Lo que Behram Gor decía completábase con lo que le añadía su favorita. Una noche mientras Bulbul, el ruiseñor, cantaba incasable su loco amor por el capullo de una rosa, y esta, sonrojada, entreabría su seno de sedeños pétalos, para gozarse en la delicia de aquel constante himno, el rey susurraba también su perfecta felicidad sobre los labios de su amada, y la amada correspondía con el idéntico susurro de su dicha, de su alegría. Del acuerdo de las palabras nació la rima, y de la cadencia de los sonidos leves de los besos surgió el ritmo. Por eso la poesía es hija del amor. El idioma de los persas, calificado siempre de dulce y sonoro, y la sensualidad de sus poetas, se prestan admirablemente a la invención de tal origen.

 

Bibliografía

Perés, Ramón. (1973). La Leyenda y el Cuento Populares. Barcelona: Editorial Ramon Sopena, S.A.

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