Los masés, negros africanos que adoran a un Dios único, creador del Universo, cuentan que en un principio solo había en la Tierra un hombre, llamado Kintu.
Enamorada de él la hija del Cielo, consiguió de su padre que se la diera por esposa al solitario Kintu para que no se aburriera. Y tras salir éste victorioso de las pruebas que le impuso el gran dios, gracias al poder mágico de su prometida, se marchó con ella, luego de haberla ganado, hacia la Tierra.
Pero no se fueron solos, sino que se llevaron consigo a los animales domésticos y a las plantas útiles, que la hija del Cielo había recibido como dote.
Al despedir a los nuevos esposos, el gran dios, llamado Nge, les recomendó encarecidamente:
—Sobre todo no volváis sobre vuestros pasos, pues temo para vosotros la cólera de otro de mis hijos, la Muerte, a causa de no haberle informado de vuestro matrimonio por hallarse ausente.
Sin embargo, ocurrió que cuando se hallaban casi a mitad de camino, Kintu se dio cuenta de que había olvidado el grano para las aves.
—He de ir a buscarlo sin falta —dijo.
Y pese a las suplicas de su mujer, volvió a subir al Cielo, donde precisamente acababa de llegar el dios do la Muerte, un ser esquelético y malcarado, de faz descarada y amarillenta.
Cuando Kintu regresó, la Muerte le siguió sigilosa, se puso en acecho no lejos de su casa y empezó a matar a todos los hijos que nacían de Kintu y de su mujer. A la vista de aquellas continuas desgracias, los desdichados suplicaron al gran dios, que inmediatamente envió a otro de sus hijos para que expulsase al dios de la Muerte.
Pero todo fue en vano. La Muerte, mas diestra que su hermano, escapó a todos los lazos que éste le tendió. Y, sin más, se quedó como soberana de la Tierra.
Repollés, J. (1979). Las Mejores Leyendas Mitológicas. España: Editorial Bruguera, S.A.
Nunca dejes de creer…:)
Saludos,
Pedro G. Pérez
Sera real no qreo
Jajajaja
Safrica yo no voy