La Semana Santa comienza con la celebración el domingo anterior al Viernes Santo de la Entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén o Domingo de Ramos.
La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Por eso, es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas. Da comienzo con el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección, aunque su celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior (Viernes de Dolores). La fecha de la celebración es variable (entre marzo y abril según el año) ya que depende del calendario lunar. La Semana Santa va precedida por la Cuaresma, que finaliza en la Semana de Pasión donde se celebra la eucaristía en el Jueves Santo, se conmemora la Crucifixión de Jesús el Viernes Santo y la Resurrección en la Vigilia Pascual durante la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección. Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión.
Por tratarse de una semana muy importante al nivel espiritual para los católicos, también para ellos representan mucho peligro ya que las fuerzas oscuras también atacan.
Esto ha desarrollado en muchas leyendas o historias, donde muchas personas aseguran que por faltarle el respeto a estos días de ayuno y reflexión, han sufrido la apariciones de fantasmas, criaturas aterradoras o inclusive el mismo diablo.
Existen muchas leyendas de lo que te puede pasar si en lugar de rezar y reflexionar te puede pasar, pero la más curiosa y muy utilizada anteriormente en nuestro estado, es la que narra que si en estos días te vas a nadar a un lago, rio o al mar, te puedes convertir en pez o en sirena.
Las sirenas son criaturas marinas mitológicas pertenecientes a las leyendas y al folclore Originalmente, en la Antigüedad clásica, se las representaba como seres híbridos con rostro o torso de mujer y cuerpo de ave (similares al Ba de la mitología egipcia) que habitaban en una isla rocosa; a partir de la Edad Media adquirieron apariencia pisciforme: hermosas mujeres con cola de pez en lugar de piernas que moraban en las profundidades. En ambos casos se les atribuía una irresistible voz melodiosa con la que atraían fatalmente a los marineros.
En Baja california el mito de las sirenas no es exlcusivo de semana santa ya que muchos registros avisan de su “supuesto” avistamiento.
El primer avistamiento de una criatura tipo sirena fue el reportado por Hernando Grijalva, explorador español quien describió en su viaje por la península de Baja California, a un ‘hombre marino’, el cual se regocijaba de la misma manera que un mono, zambulléndose y bañándose con las manos, y mirando a la gente como si tuviera sentido.
De regreso volvió a ver a la criatura y no solo anoto en su bitácora la experiencia y dibujo la criatura.
«De igual forma, «El Pez Mujer», curioso espécimen encontrado por el jesuita padre Ignacio Tirsh en la antigua llamada Bahía de Palmas, en el año 1764. Cabe señalar que este personaje fue un curioso observador de la naturaleza y criaturas en Baja California; actualmente, sus dibujos se encuentran en un museo en Checoslovaquia, de ahí su importancia»
El padre Victoriano Arnés también contribuyó al mito al realizar la descripción de acuerdo con un espécimen seco encontrado por él, la descripción que transcribe de Miguel del Barco es la siguiente: «El Pez Mulier (mujer) tenía la figura de una mujer de medio cuerpo para arriba, y de pescado común de medio para abajo. Como lo hayamos seco y aplastado como un bacalao, no se pudo hacer mucha anatomía. No obstante, parecía una cara, un cuello y hombros y pecho blanco como si llevara una costilla, y tuviera descubiertos los pechos, aunque no recuerdo si se distinguían pezones. Lo demás estaba cubierto de escamas, y remataba en cola como otros peces. Su grandor sería de dos palmos, y de a proporción de ancho, a semejanza de un bacalao; no se descubrían brazos ni cabellos. Lo hallamos en la playa en el diámetro opuesto a mi misión de Santa María, en el mar del sur, en una ensenada que se forma al fin del arroyo llamado catabiña»
Compartida por: Gilberto Ortega Aviles