Las pinturas rupestres de Baja California Sur representan unos de los grandes misterios de la antropología, debido a su altura y tamaño.
Al llegar los Jesuitas a BCS, se encontraron a los indígenas nativos resguardándolas, y afirmando que habían sido hechas por unos gigantes que habían venido de muy lejos, e incluso como se relata en los mismos libros de Historia de Baja California Sur, llevaron a los Jesuitas a lugares donde existían esqueletos de seres humanos enormes, y aunque fue imposible su extracción, quedo registrado en los escritos de exploración de la época.
Una célebre escritora de BCS, plasmo una leyenda en uno de sus libros sobre los gigantes y su origen extraterrestre, basado en lo que las personas le platicaban y lo que había estudiado en libros de historia.
“Las pinturas rupestres” por Dominga G. Vda de Amao”
Las pinturas rupestres no fueron hechas por los nuestros que ni una choza sabían hacer y vivían semisalvajes; veamos lo que hemos encontrado como leyenda. Galaxias lejanas existían donde habitaban seres parecidos a los nuestros, uno de los más lejanos tenían un jefe llamado Mínaxes que ordenaba y supervisaba todo, ordenó que salieran a observar otras galaxias, poseían una tecnología tremenda, tenían armas pero no eran guerreros, éstas las usaban para defenderse en caso necesario, eran invencibles, dominantes, crueles y eran capaces. Estos hombres eran semejantes a nosotros, no eran blanco ni negros, más bien su piel era claro, su altura de más de tres metros y poseían una característica eran portonogenicos es decir ellos carecían de sexo y al ir envejeciendo, se iban cayendo hasta desintegrarse, surgiendo seres nuevos iguales, asi pasaban muchas generaciones, pero seguían sus exploraciones, una explosión de otra galaxia que se fue apagando poco a poco, daba la vuelta alrededor de una grande que permaneció encendida. Todo esto le informaron al jefe, que después de pasar algunos milenios volvieron a visitar y todo seguía girando y se había formado una nueva galaxia.
Cierta vez dos naves tripuladas, en una de ellas navegaban dos hombres llamados Tupeno y ZIrilulum y en la otra Guroderok y Nijaraja, un dia una de las naves al caer en una espesa niebla, fallaron sus motores y cayeron, incendiándose quedándose sin poder comunicarse con su planeta ya que todo quedo destruido, estaban en unas serranías y se dieron por observar, encontrando lugares llanos, hondonadas, desiertos y bellas serranías pobladas por hombres semi salvajes, que vivían de la pesca y la caza y además comían frutos silvestres, cosa que tuvieron que hacer por no tener otro medio para vivir.
Los indios nunca pudieron entender sus enseñanzas y se limitaron a observar, los forasteros comenzaron a recoger flores y ramas de que podían obtener diferentes colores, como el amarillo, rojo y azul, las cuales utilizaron para pintar en piedras más planas y altas en diferentes partes de la península.
Perecieron todos por peleas entre los grupos, el último al caer al mar lleno de tiburones y a pesar de luchar con ellos fue devorado, dejando así solo como recuerdo las pinturas rupestres.
“Manojo de Leyendas”
Aunque la leyenda anterior es más imaginativa y fantástica, nos deja con un agradable sentir, ya que en pueblo sudcaliforniano siempre mantiene en su memoria, y recuerdos la posibilidad de tener visitantes de otros mundos.
Autor: Dominga G. Vda de Amao
Compartida por: Gilberto Manuel Ortega Aviles