En Madagascar hay dos lagos, llamados Rasoabe y Rasoamasay. En ellos viven dos mujeres que en el fondo de las aguas han construido sus respectivos pueblos, en los que tienen bueyes y esclavos.
Cuando las aguas están tranquilas y transparentes, se las puede ver perfectamente.
En tiempos fueron mujeres de un monstruo gigante y se mostraban entonces en extremo vanidosas por el hecho de ser sus esposas. Solían decir con orgullo:
—Las otras mujeres tienen maridos insignificantes, incapaces de quebrar los árboles como si fueran pequeñas ramas y de aplastar contra las rocas a las más feroces bestias.
Poco a poco, sin embargo, la convivencia con un ser tan monstruoso les resultaba cada vez más molesta. Empezaron a tener envidia de las otras mujeres que estaban casadas con hombres iguales a ellas. Tanto, que llevadas por el deseo de tener hombres normales, comenzaron a ser infieles al gigante.
Todo fue bien durante bastante tiempo, ya que el monstruo ignoraba cuanto ocurría. Pero un día descubrió la infidelidad de sus mujeres y las arrojo al fondo de los lagos, donde quedaron sumergidas para siempre.
Las dos infieles y variables mujeres se llamaban Rasoabe y Rasoamasay.
Repollés, J. (1979). Las Mejores Leyendas Mitológicas. España: Editorial Bruguera, S.A.